Hace poco más de una semana, estaba hablando con mi buena amiga Marion Chapsal quien me contaba que su hija entró a la habitación y tiernamente se colocó justo donde pudiera verla. Un poco molesta con la interrupción, Marion recibió una amable llamada de atención para recordarle que había prometido hacer Tiramisú hoy. Y sin más remedio fue a dar a la cocina con su chiquita, un tanto disgustada por tener que dejar el trabajo que iba tan bien, pero fiel a su ya muchas veces postergada promesa. La experiencia, me dijo, fue una maravillosa, juguetona, gozosa pausa en su ajetreada agenda de ese día. Y regresó a trabajar sintiéndose energizada, feliz y muy productiva.
El relato de Marion me recordó una pregunta que a menudo me hago y que comparto frecuentemente con mis clientes de coaching:
¿Cuál de las dos es la interrupción?
A menudo cuando nos vemos obligados a detener nuestro andar, sentimos que hubiera sido mejor seguir adelante. ¿Será siempre el caso? En un afán por sentirnos significativos y responsables nos mantenemos por lo general, bastante ocupados. Cada uno trabaja en lo que tiene delante, procurando llegar de principio a fin de la mejor manera posible. ¡Por supuesto que los ratos de trabajo concentrado son grandiosos! Pero solamente cuando estás haciendo el trabajo correcto. Como líder, por ejemplo, ¿No es tu máxima prioridad estar presente con tu equipo? ¿Quieres ser la persona a quien acudan cuando quieran analizar opciones y oportunidades que están surgiendo? ¿Podrá esperar tu trabajo cotidiano un rato para tener esa conversación inspiradora o prefieres que la inspiración la obtengan de otra fuente?
Si ya te detuviste, tu intención de no ser interrumpido ya ha fallado. Así que respira. Piensa. ¿Qué interrumpe a qué?
¿Está mi vida estorbando a esta actividad o será continuar con lo que estaba haciendo una interrupción en la forma en que mi vida está fluyendo?
Confía en tu reflexión y cambia de canal si lo requieres. Cuando encuentres tu propia forma de hacer eso, dejarás de sentirte abrumado por el trabajo o desconectado de lo que ocurre a tu alrededor. Aprenderás a pausar e iniciar de nuevo. ¡Algo que te servirá en todos los aspectos de tu vida!
Algunos asuntos requerirán aún de toda tu concentración y tendrás que encontrar la forma de hacerles espacio y crear las condiciones necesarias para contar con tiempo sin interrupciones. Tanto en el trabajo como en tus asuntos personales, los requerirás. Asegúrate de crear este espacio sin que esto te resguarde de lo que es importante para ti. Que la decisión de no ser interrumpido sea una que tomas con plena conciencia. Si por lo general estás disponible, la gente entenderá que requieras de enfoque algunas veces y te respetarán, convirtiéndose en los más celosos guardianes de tu tiempo. Siempre y cuando no tengas la ilusión de que todo cabrá en tus ordenados planes, valdrá la pena ordenar tu vida.
Ya sea que trabajes desde casa o en una gran corporación, los cambios de actividad son cosa de todos los días. ¡Depende de cómo los manejes que se conviertan en oportunidades o interrupciones!
Hola Mone, excelente reflexión…
Para mí las cosas dejan de ser una interrupción, como dices, cuando estás haciendo las cosas correctas y mejor aún, cuando vives y disfrutas el momento, cuando estás en el Ahora.
Saludos,
Marco Ayuso
Mone,
Como siempre es un gusto leerte. Yo temgo mi oficina en casa. Llevo asi poco más de 7 años. Tengo dos hijos. Ultimamente me habia costado mucho trabajo estar con ellos. Sentia esas interrupciones y al mismo tiempo un sentimiento de culpa por no estar con ellos. El pequeño de 4 años sólo me recuerda en casa. Lo he visto crecer y ultimamente me pedia que jugaramos. Justo en los momentos que más pendientes estaba sacando adelante. He estado buscando reencontrar el equilibrio que debo tener porque indudablemente ellos son muy importantes en mi vida y quiero ser un papá presente. Que si ellos necesitan preguntar algo acudan a mi. Es una de las razones por las que decidi establecer mi oficina en casa, por ellos.
Me haces reflexionar muy fuerte siempre.
Saludos,
Eloy López